Muchas veces por razones personales la maternidad queda postergada en la vida de la mujer. En la actualidad es bien sabido que a partir de los 34 años la tasa a la cual se pierde capacidad reproductiva aumenta rápidamente. Este es uno de los motivos por el cual muchas mujeres empiezan a encontrar dificultades para lograr un embarazo a partir de los 35 años.
Otras veces tratamientos médicos pueden depletar o perjudicar la calidad de la reserva ovárica. En estos casos no dependerá de la edad si no del momento en el cual el tratamiento haya sido realizado.
La lógica de este enfoque es poder criopreservar óvulos en un momento en el cuál la calidad de estos es mayor, para luego tenerlos disponibles para su uso posterior años más tarde, en caso de que hiciera falta.
Es importante tener en cuenta que esta técnica no es garantía de maternidad futura ya que posteriormente a la descongelación de los óvulos no todos tendrán la misma calidad. Y que luego de la descongelación exitosa, se deberá realizar un tratamiento de fecundación in vitro para fertilizar los óvulos ya sea con semen de la pareja o semen de banco y cultivar los embriones. Como en todo proceso de cultivo embrionario, no todos los embriones se desarrollan correctamente y el resultado no es algo que pueda conocerse a priori.